¿POSITIVIZAR O NORMALIZAR?

Seguro que has oído más de una vez que necesitas positivizar ciertas situaciones con tu compañero canino, como positivizar el uso del bozal, el uso del transportín, el viaje en coche, la presencia de otros animales de la misma o distinta especie...

Pero, ¿es realmente necesario o estamos infravalorando a los perros y a sus capacidades?

EL BOZAL

Centrémonos para empezar en el ejemplo del bozal. ¿Puede el perro percibir el bozal como algo positivo?

Por muchas chuches que le demos a través de la rejilla, el bozal es una herramineta que elimina libertad en su mandíbula, algo que para el perro no podrá ser algo positivo nunca. Se puede habituar a llevarlo en ocasiones puntuales, en los paseos o en viajes en tren, si es obligatorio por ley, pero eso no implica que lo vaya a percibir como algo bueno.

No necesitamos crear un plan de entrenamiento para positivizar esta situación, simplemente tratarla con naturalidad, cuando sea necesario, utilizar el bozal mostrándonos de la forma más natural posible, sin necesidad de añadir premios ni añadir más tensión a la situación.

Muchas veces, tenemos tendencia a complicar más las situaciones, y nos olvidamos que en general, lo más sencillo y natural es lo más efectivo y lo que genera más una sensación de normalidad.

COMPAREMOS AHORA CON HUMANOS

Hagamos una comparativa con el hecho de atar a los niños el cinturón de seguridad durante los trayectos en coche.

Seguramente a nadie la primera vez que lo ataron le ofrecieron un caramelo, lo desataron, lo volvieron a atar durante unos segundos más, lo volvieron a desatar y dar otro caramelo, ni nada por el estilo para positivizar la situación. Pensaríamos que es ridículo y que estamos infravalorando al niño.

Simplemente, nos pusieron el cinturón de forma natural y no añadieron más estrés al hecho. Sabemos que es por nuestra seguridad y aunque no es algo que percibamos como cómodo, lo hemos normalizado, porque también nos lo enseñaron de este modo.

EL TRANSPORTÍN

Lo mismo ocurriría con los transportines. Estar en un lugar pequeño encerrado y del cual no puedes salir, no se puede llegar a percibir como positivo.

Sin embargo, si simplemente dejamos el transportín abierto y disponible en casa para que el perro lo pueda usar para dormir o como lugar seguro, pudiendo entrar y salir cuando quiera, si necesitamos hacer un viaje o llevarlo en transportín en una situación determinada, podremos hacerlo normalizando la situación, invitándole a entrar y cerrándolo para la ocasión. Y nos daremos cuenta que no es necesario hacer un entrenamiento previo ni usar premios.

LA LLEGADA A CASA

Muchas veces, sin ser conscientes de ello, tendemos a complicar más las situaciones e incluso a generar problemas que se podrían haber evitado. Solemos exagerar las situaciones cuando sería mucho más sencillo naturalizarlas y normalizarlas.

Otro ejemplo, puede ser nuestra llegada a casa. Cuando llegamos, saludamos de forma normal a nuestra familia, con un "hola, ya estoy aquí", cómo estás", con un beso...

Sin embargo, a los perros se les suele hacer una gran fiesta añadiendo más tensión a nuestra llegada y dependiendo de los casos, pudiendo añadir más ansiedad al hecho de quedarse solos. Por supuesto que no los podemos ignorar al llegar, pero tampoco es necesario ni bueno saludarles de forma exagerada. Naturalizando nuestra llegada, podemos saludarles, darles unos mimos, de forma calmada, igual que haríamos con niños pequeños o con otras personas de la familia.

CONCLUSIONES

Son muchos los ejemplos en los que se suele oir que es necesario aplicar un entrenamiento para positivizarlo, pero confiemos en sus capacidades, en su madurez y en que son totalmente capaces de normalizar ciertas situaciones. Aunque estas no sean cómodas, en ocasiones puntuales y si son necesarias, los perros las aceptarán si nos comportamos de forma natural y no complicamos más la situación por parte nuestra.

Cerrar menú