¿ES EL OLFATEO SIEMPRE ALGO RELAJANTE?

¿RELAJA SIEMPRE EL OLFATEO?

Hace tiempo que se habla mucho sobre el olfateo y se asocia a algo para ayudar a reducir el estrés de los perros y a que éstos se relajen.

Pero... ¿es siempre así? ¿O puede ser que en ocasiones tenga un efecto contrario?

A pesar de que el olfateo suele ser beneficioso para los perros, no podemos simplificar y pensar que siempre es así. Hay multitud de factores que influyen en ello y que pueden llegar a hacer que sea incluso más estresante para ellos.

Por esta razón es importante analizar uno a uno estos factores influyentes y conocerlos en cada caso para saber en cada situación concreta, qué efecto puede estar provocando en el perro.

1- Libertad de elección

El primer factor influyente a analizar y, para mi, el más importante de todos, es si el olfateo en cuestión es elección del perro o si éste está olfateando porque nosotros se lo hemos ordenado.

En el caso que sea el perro quién haya decidido olfatear, tendremos que seguir analizando el resto de factores para determinar si está siendo o no beneficioso. Pero, si el olfateo es algo obligado para el perro, si hay una orden detrás, un comando, un trabajo... éste no puede ser relajante para el perro. El hecho de hacer algo por obligación, sentir que alguien te ordena hacer algo, sin conocer si te apetece o no en ese momento y si te gusta o no, es fuente de estrés y es por ello que la actividad no puede ser beneficiosa para el estado emocional del perro.

2- Tipo de olfateo

El segundo factor y también uno de los más importantes es el tipo de olfateo: si se trata de un olfateo natural o de un olfateo propuesto por nosotros.

En el caso del olfateo natural, es el perro quién se encuentra con algo que olfatear, como por ejemplo, la propia calle, el hogar, la vegetación u objetos que se encuentra en el paseo... Tiende a ser un tipo de olfateo más relajante, aunque tendremos que analizar también otros factores como la intensidad, el entorno, para saber si realmente está beneficiando o no al perro. Personalmente, soy más partidaria de este tipo de olfateo, natural y real, aunque puntualmente o de vez en cuando, podemos proponer olfateos a modo de juegos para pasar un buen rato o algún olfateo para ayudarlos a relajarse.

Y, en el caso de un olfateo propuesto por nosotros, también será necesario tener en cuenta el resto de factores que ahora veremos. Sin embargo, lo más importante en este caso, es que el olfateo sea solo una proposición, que en ningún momento forcemos u obliguemos al perro a realizarlo. Simplemente que lo dejemos allí por si le apetece y que sea totalmente libre de irse si no le apetece.

Algunos ejemplos de este tipo de olfateo pueden ser: sembrados de comida, sembrados de distintos olores, juegos olfativos y cognitivos, rastreo... Para saber qué tipos de olfateos podemos ofrecerles será muy importante conocer bien al perro, ser conscientes de su estado emocional, conocer cómo se comunica y como ya hemos comentado, no esperar nada en concreto por parte del perro, simplemente ofrecérselo.

3- El entorno

El entorno es un gran factor influyente. Independientemente del tipo de olfateo, de si éste es natural o si se lo hemos ofrecido nosotros, el entorno en el que se encuentre el perro influirá en si el olfateo será o no relajante.

Si se trata de un entorno difícil de gestionar para el perro, con muchos ruidos, movimientos, lugares desconocidos o con la presencia de algo en concreto que a ese perro le cuesta gestionar porque le genera miedo o inseguridad, lo más probable, es que el hecho de permanecer allí durante un rato olfateando, aunque el resto de factores sean favorables, pueda no repercutir positivamente en el estado emocional del perro. Para ello, influirá también la intensidad de ese entorno para el perro en cuestión.

4- Estado del perro

El estado tanto físico como mental del perro también es un factor que puede influir en los beneficios del olfateo.

Si por ejemplo, un perro se encuentra en ese momento en un estado emocional muy complicado, está sobrepasado por la situación, el hecho de ofrecerlo un olfateo puede no ser beneficioso para él en ese momento. Lo más probable es que ese perro necesite descansar y cuando se encuentre mejor, pueda olfatear de forma natural.

Si el perro es bastante mayor o no se encuentra bien físicamente, puede preferir descansar también y estar tranquilo. O si se trata de un cachorro que necesita mucho descanso y tiempo de asimilación, según el tipo de olfateo, el lugar, la duración... puede ser sobreestimulante y tener efectos negativos.

5- intensidad de aquello que olfatea

Como decíamos antes, aunque el olfateo sea natural, en función de la intensidad de aquello que el perro está olfateando, puede no ser relajante para el perro. Por ejemplo, si se trata de un perro con gran obsesión por cazar, el hecho de pasear por una zona de campo con muchos rastros, aunque sea un olfateo natural, no estará siendo relajante para el perro. O si en un paseo por ciudad hay gran intensidad de olores de otros perros, y el perro en cuestión tiene una gran fobia a otros perros, ese olfateo no estará siendo relajante.

En el caso de olfateos propuestos por nosotros, el tipo de objeto o alimento propuesto, también influirá.

Por ejemplo, si preparamos un sembrado, será necesario elegir algo de comida que no sea muy excitante para ese perro. Tendremos que buscar algo que lo estimule a olfatear pero fijándonos bien en su lenguaje corporal para determinar si su intensidad frente a ese olfateo es buena y está generando relajación o, si por el contrario, lo está excitando más.

En el caso de preparar un olfateo con olores de plantas, por ejemplo, es importante también elegir el tipo de plantas en función del perro. Los olores que pueden relajar a uno, pueden no hacerlo con otro. Es por ello que es importante conocerlo bien e informarse, ya que hay olores más relajantes que otros y es importante saberlo antes de preparar algún tipo de olfateo de este tipo.

6- duración

La duración también influye en si un olfateo puede llegar a ser relajante o no. Los extremos no suelen ser buenos, es por ello, que el hecho de que un olfateo se alargue demasiado, es probable que no sea beneficioso. Mejor procurar duraciones moderadas y dejar tiempo para el descanso.

Si se trata de un olfateo propuesto por nosotros, podemos procurar no alargarlo demasiado. Dependerá del perro y de su estado en ese momento.

Todos estos factores influirán en el hecho de que un determinado olfateo pueda llegar o no a reducir los niveles de estrés del perro. Para ello será muy importante conocerlos bien y ser consciente de ello.